miércoles, 30 de septiembre de 2009

Soñando con la recuperación

César Ferrari, Ph. D.

Publicado en el El Espectador de Bogotá el 23 de septiembre 2009


Cuando la economía va mal y puede ir peor es el momento de actuar para mejorarla. El problema puede desconocerse por un tiempo. Pero sin medidas adecuadas, tarde o temprano, lo peor llegará.

El jueves 24 el DANE anunció que durante el segundo trimestre del 2008 la economía colombiana decayó 0.5% respecto al mismo periodo del año anterior completando tres trimestres seguidos de tasas negativas. Con ella cayeron inversión (-7.3%), exportaciones (-5.7%) y consumo de hogares (-0.7%) mientras aumentó el consumo gubernamental (0.9%).

Y si la tasa de cambio se sigue revaluando (23% respecto a marzo) y las tasas de interés continúan elevadas, la senda negativa continuará y el desempleo seguirá aumentando. Así no será posible encontrar nuevos mercados para sustituir a los de los vecinos, además se perderán otros.

En ese contexto, agravado por remesas declinantes y flujos de capitales privados significativamente negativos, resulta problemático superar los efectos de la crisis mundial. Si la industria de bienes transables no es competitiva, la expansión fiscal, aun siendo significativa, es insuficiente para superar el ciclo negativo. Beneficiará a los productores chinos pero no a los colombianos: los chinos se encargarán de satisfacer la mayor demanda de los consumidores. Por eso, mientras la construcción impulsada por las obras públicas (40.5%) creció 16.8%, la industria decreció 10.2%.

Y la revaluación ocurre por qué al reducirse los ingresos fiscales por la recesión, gran parte del déficit se está financiando con recursos externos que superan largamente el saldo negativo de la cuenta corriente y la salida de capitales privados.

El Banco Central debe actuar, como el chino: entre diciembre y junio pasados acumuló 185.6 mil millones de dólares adicionales de reservas internacionales… para crecer 8.1% en 2009 y 8.5% en 2010 (The Economist).

Salarios, parafiscales y competitividad

César Ferrari, Ph.D.

Publicado en La República, Bogotá el 2 de septiembre 2009


Hace poco se suscitó un debate sobre la conveniencia de reducir los parafiscales sobre las remuneraciones de los trabajadores.

Se argumentaba que dichos pagos, en particular los referidos al Sena, al Icbf y similares, disminuyen la competitividad de la producción de transables, exportables e importables, y, por lo tanto, atentan contra el crecimiento de las empresas y de la economía.

Quienes promovían tal medida, argumentaban que era preferible que tales contribuciones fueran sustituidas por aportes del presupuesto público a las indicadas entidades. Los defensores, incluyendo el Gobierno, señalaban que tal era inconveniente, pues conduciría a su desfinanciamiento, particularmente en una situación de deterioro fiscal como consecuencia de la crisis mundial.

Pero, ¿son dichas contribuciones parafiscales efectivamente un mecanismo importante que reduce notoriamente la competitividad del sector transable de la economía colombiana? Nada más útil al respecto que revisar los datos internacionales sobre salarios y parafiscales en las principales ciudades del mundo. Afortunadamente, tal estudio existe y viene siendo publicado regularmente desde 1971 por el banco suizo UBS, uno de los más grandes del mundo.

El último contiene información a marzo de 2009 (Prices and Earnings 2009) e incluye datos sobre precios de diversos bienes y servicios, salarios, impuestos a la nómina, contribuciones sociales y otras deducciones, horas de trabajo y poder de compra para 73 ciudades, incluyendo Bogotá, Nueva York y Shangai.

Hay datos interesantes en el estudio. Por ejemplo, la ciudad donde un trabajador promedio tiene el mayor poder de compra, es decir, que su ingreso neto anual, que excluye impuestos y contribuciones, le permite comprar la mayor cantidad de bienes y servicios (de una misma canasta) es Zurich (con un índice de 106,9) En ciudades como Buenos Aires (34,4), Bogotá (33,7) y Lima (32,4), el trabajador promedio mantiene un poder de compra mucho menor. Yakarta es la ciudad donde el poder de compra es menor (índice 15,3). La ciudad de referencia es Nueva York (índice 100).

Respecto a salarios, el estudio muestra que mientras el salario bruto promedio por hora en Nueva York es 26,1 dólares, el neto es 19 dólares. Es decir, que entre impuestos y contribuciones se pagan 7,1 dólares por hora. Por su parte, en Shangai, el centro industrial y financiero de China, el salario bruto por hora es 3,9 dólares mientras que el salario neto es 3,1 dólares; en otras palabras los llamados parafiscales en dicha ciudad son 0,8 dólares por hora.

Se dice con frecuencia que gracias a esos salarios los productores chinos son sumamente competitivos en el mercado mundial… y seguramente lo son comparados con los niveles salariales que se pagan en Nueva York.
Pero si fuera sólo por esa razón, los productores bogotanos también deberían ser competitivos, tanto como los chinos.

Según el UBS, los salarios brutos por hora pagados en Bogotá son 3,9 dólares, similares a los de Shangai, y los netos son 3,4 dólares. Mejor dicho los parafiscales son menores en Bogotá que en Shangai, 0,5 dólares la hora.

No son ni salarios ni parafiscales elevados el origen de la falta de competitividad en Colombia. Mejor explicación puede encontrarse comparando la competitividad de la tasa de cambio y de las tasas de interés.