Publicado en Razón Pública, Lunes, 04 de Octubre de 2010 00:35
Para frenar la caída del dólar necesitamos aumentar la competencia en el sector financiero y las compras de divisas que hace el banco central.
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Por César Ferrari
El problema cambiario
Varios sectores económicos han expresado su creciente preocupación por la revaluación del peso colombiano respecto al dólar. No es para menos. La tasa de cambio colombiana es una de las más revaluadas del mundo. Mientras a septiembre de 2010 la revaluación en Colombia era de 9,4 por ciento anual, en Brasil era de 5,5 por ciento, en México de 3 por ciento y en China de 0,6 por ciento. Mientras tanto el euro se ha devaluado 13 por ciento. Tal revaluación significa una pérdida de competitividad importante, tanto para los productores que exportan como para los que compiten con importaciones.
La pérdida de competitividad colombiana se hace más dramática cuando se comparan las tasas de cambio en el mundo. Según el último Índice Big Mac de la revista The Economist, al 21 julio de 2010 el yuan chino tenía una subvaluación de 48 por ciento respecto al dólar. Por el contrario, el peso colombiano estaba revaluado en 18 por ciento. Así, considerando sólo el efecto cambiario, los productores chinos tenían una ventaja sobre los colombianos de 66 puntos porcentuales; y ellos son los principales competidores... en el mercado mundial e incluso en el colombiano.
Las causas de la falta de competitividad
Por cierto no es un salario más reducido lo que explica la mayor competitividad china frente a la de los latinoamericanos. Según el Banco UBS ("Prices and Earnings 2009"), los salarios en China no son menores que los que se pagan en muchos países latinoamericanos: los salarios por hora en Shanghái son similares a los de Santiago, Lima y Bogotá, 3,90 dólares, y casi el doble de los de Ciudad de México, 2.10 dólares.
Mas bien, otra parte de esa competitividad sí se explica por menores costos financieros. Según el Fondo Monetario Internacional, la tasa de interés promedio de los créditos en Colombia en 2009 era 13 por ciento, en China 5 por ciento y en Chile 7,25 por ciento. Mejor dicho, los costos financieros promedio que pagan los productores chinos son aproximadamente un tercio de los que se pagan en Colombia.
Hoy en día, gracias a una tasa de cambio muy competitiva y a tasas de interés y salarios reducidos, los productores chinos son sin duda los más competitivos en el mundo. Sin tratado de libre comercio, en 2004 los productores chinos desplazaron a los mexicanos como los segundos abastecedores del mercado estadounidense y desde 2007 son sus primeros abastecedores, por encima de los canadienses.
Competitividad y productividad
Sin embargo China no parece ser tan competitiva si se observan índices como el de Doing Business en el cual quedó como 89 entre 183 países, o como el "Índice Global de Competitividad del Foro Económico Mundial", en el que ocupa el puesto 29 entre 133 países. En este último índice Colombia ocupó el puesto 69. Lo que sucede es que dichos indicadores se refieren a cuestiones institucionales o de productividad.
Pero competitividad y productividad no son sinónimas. La competitividad tiene que ver con la relación entre el precio de venta del producto y el costo de producirlo: a mayor precio y menor costo, mayor competitividad, es decir también mayor rentabilidad. La productividad concierne a la eficiencia del proceso productivo. Por cierto, cuanto más eficiente sea una empresa, mejores condiciones tendrá para exportar o competir con importaciones, pero no es suficiente.
La mayor productividad no es garantía de competitividad. Cifras de la Organización Internacional del Trabajo revelan que la productividad laboral en China en 2006 era del orden de 13 mil dólares, mientras que en América Latina rondaba los 19 mil y en Estados Unidos y Europa los 63 mil. Si fuera por la productividad laboral, los productores colombianos deberían ser más competitivos que los chinos... y no lo son.
Revaluación e intervención del banco central
Sin duda el tipo de cambio desempeña un papel esencial en la competitividad internacional. El tipo de cambio es el precio de la moneda extranjera, pero es también un instrumento de política económica que puede hacer más o menos competitiva la producción de bienes y servicios en los mercados internacionales. Si eso es así, ¿debería el Banco de la República asumir la defensa de la competitividad cambiaria como hace el Banco Central de China? Parecería que sí. De hecho el Banco de la República ha anunciado que durante los siguientes cuatro meses comprará por los menos 20 millones de dólares diarios.
Pero el impacto de dicha intervención sobre el mercado cambiario no parece haber sido efectiva para evitar la revaluación. Si en otros países es eficiente para evitarla, como en China, ¿por qué no tiene el mismo impacto en Colombia?
La respuesta tiene que ver en parte con la magnitud de la intervención. En China el Banco Central compra todo el excedente de divisas del mercado cambiario. De tal manera, entre diciembre 2009 y junio 2010, el Banco Central de China compró 55 mil millones de dólares para llegar a 2,45 millones de millones de dólares de reservas internacionales. En Colombia, en cambio, entre diciembre de 2009 y agosto de 2010, el Banco de la República compró 1,4 mil millones para llegar a acumular 26,1 mil millones de reservas.
Por supuesto que el tamaño de esas compras tiene que ver con la dimensión de la economía y de sus transacciones cambiarias; se esperaría que las compras chinas sean mucho mayores que las colombianas por el mayor tamaño de la economía china. Pero ni tanto. Según la Organización Mundial de Comercio, mientras que a diciembre de 2009 las reservas internacionales chinas representaban el 238,6 por ciento de sus importaciones, las colombianas representaban 75,1 por ciento.
Revaluación y fondos externos
Otra posibilidad de controlar la revaluación es reducir los ingresos en divisas provenientes de alguna exportación abundante que tienda a revaluar la tasa de cambio. El mecanismo consiste en constituir algún fondo que los mantenga fuera de la economía doméstica. El tipo de revaluación originada en tal abundancia es la que se conoce como "enfermedad holandesa", por la exportación abundante de petróleo y gas natural del Mar del Norte. El ejemplo más claro de un manejo adecuado de la misma, lo da Noruega.
En 1990 el parlamento noruego estableció el Fondo Gubernamental Petrolero con la finalidad de gerenciar a largo plazo los ingresos gubernamentales provenientes de las exportaciones petroleras del Mar del Norte. En 2006 el Fondo cambió de nombre a Fondo Gubernamental de Pensiones. Al segundo trimestre de 2010 su valor de mercado era de 2,8 billones de coronas danesas (US$ 458,9 mil millones). Estos recursos son administrados por el Banco Central de Noruega y son invertidos de la misma manera que sus reservas internacionales (US$ 37,3 mil millones). En dicha fecha, 59,6 por ciento estaban colocados en acciones y 40,4 por ciento en bonos de renta fija.
Revaluación y control de flujos de capitales
Una tercera manera de controlar la revaluación es reducir el flujo de divisas que la origina. Según el Banco de la República, el flujo excedente de divisas en el mercado cambiario colombiano no viene por la cuenta corriente de la balanza de pagos; es decir ni por el comercio ni por los servicios. Según la última balanza cambiaria consolidada disponible (Banco de la República, "Estadísticas monetarias y cambiarias", No 36, 24 septiembre 2010), a julio de 2010 el saldo respectivo en el año corrido era negativo en US$ 2.326 millones, 1,5 veces el saldo negativo del año 2009 (US$ 1.523,1). El saldo que sí era largamente positivo era el de la balanza de capitales, US$ 3.889,6 millones, 1,8 veces el saldo del año 2009 (US$ 2.108,6).
Contrario a lo que se dice, ese mayor saldo no proviene de la inversión extranjera directa (IED) en Colombia. De hecho, ésta es muy similar a la del año anterior: A julio de 2010 la IED fue de US$ 5.610,3; la del año 2009 fue de US$ 5.339,9.
Sí hay una menor inversión de colombianos en el exterior: a julio de 2010 ese flujo de capitales era de US$ 2.150; a julio 2009 era de US$ 3.943,8.
Por cierto, en esta ocasión tampoco el sector público ni su déficit son los responsables de los mayores ingresos de divisas, a diferencia de lo ocurrido en el 2009. En efecto, en lo corrido del año hasta julio 2010, por cuenta del sector público ingresaron en neto US$ 1.636,3 millones; en el mismo periodo de 2009 ingresaron US$ 5.959,5 millones.
El mayor flujo de divisas proviene de un mayor endeudamiento en el exterior del sector privado: a julio de 2010 éste era de US$ 6.811,7; en 2009 fue de US$ 4.736. No es para menos. Mientras haya disponibilidad de recursos en el exterior, por la abundante monetización del déficit fiscal estadounidense, y la tasa de interés de colocación en Colombia sea tan elevada frente a las tasas internacionales, siempre habrá un incentivo para las empresas en Colombia a endeudarse en el exterior.
La solución para evitar ese flujo no es imponer controles a la entrada de capitales. Ello sólo contribuiría a mantener las tasas de interés de colocación colombianas muy elevadas, en perjuicio de la competitividad de las empresas por costos financieros elevados, particularmente de las medianas y pequeñas que no acceden a los mercados internacionales. La solución adecuada es reducir las tasas de interés de colocación y, para ello, es necesario introducir mayor competencia en los mercados de crédito.
Las soluciones
Mejor dicho, la solución a la revaluación cambiaria actual no parecería ser, por ahora, la constitución de un fondo de recursos naturales, por lo menos mientras subsista el déficit en cuenta corriente de la balanza de pagos. Tampoco ninguna regla fiscal. La mejor manera sería doble: una intervención más profunda del Banco de la República acumulando reservas, y otra más decidida del mismo banco y de la Superintendencia Financiera en pro de una mayor competencia en los mercados de crédito.
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